Si en Los Angeles tenemos ángeles, frente a San Francisco tenemos un tesoro en una isla, las Correa en Treasure Island.
Era nuestra segunda visita a San Francisco, llegábamos nuevamente a casa de Pina. Como ya lo hemos comprobado, el cuerpo una vez se siente como en casa, se relaja y deja que le entre la enfermedad que se contuvo durante todo el viaje. Así que una vez nos instalamos comodísimamente en casa de Pina nos agarró la peste más brava posible, una gripa que nos mantuvo en cuarentena, prácticamente en cama durante dos semanas. (Lo mismo nos pasó en De vuelta al Mundo #1 una vez llegamos a casa de mi hermana en Dunedin, Nueva Zelanda)
Doña Pina se dedicó a cuidarnos, consentirnos, a prepararnos deliciosos jugos multifrutas con jengibre y miel, a darnos los remedios a la hora fijada, como diría mi Guaga, a culequearnos, y entre todos nos dedicamos a alimentarnos. Fueron 15 días de engorde, banquetes diarios, al desayuno, al almuerzo y a la comida. Encerrados en casa, dedicados a cocinar los más ricos y variados platillos, aplicando lo aprendido durante el viaje, siempre con mucho vino. Pura delicia!
Los pequeños paseos que hacíamos envueltos como momias entre chaquetones y varias capas de ropa eran la vuelta a la isla, para desentumesernos de tanta cama y computador, en las bicicletas que nos prestaron Abraham y Tuto, la otra parte de nuestro tesoro en la isla. Ellos además nos invitabana a su casa, a menos de dos cuadras de la de Pina a comer la comidita colombiana que tanta falta nos hacía. Con la sazón de Clarinete nos prepararon el sancocho más bueno de la historia, también una delicia de ajiaco y desafortunadamente esta vez no se pudieron hacer las arepas de siempre porque no apareció el mango del molino para moler el verdadero maíz.
Así pasaron, los días de puro reposo en familia, en sana paz y calma con la niñas Correa, con Abraham y los niños y también con el profesor Jirafales (Mike) que aunque nos regañaba también nos atendía muy bien. Durante la cuarentena aprovechamos para adelantar trabajo cuando la cabeza y el ánimo griposo nos lo permitían y cuando nos sentimos medio bien alcanzamos a hacer algunas pocas salidas. A comprar zapatos, como ya también se ha vuelto tradición con Pina, porque ella sabe donde queda todo, donde es mas barato, donde es mas bonito y donde es mas fácil. Nos llevó a ver los famosos Mavericks donde no pudimos ver a los surfistas por la inmensidad de las olas. Fuimos a la famosa ceremonia del domingo de Glide y en contraste a playas llenas de viejos gordos empelotos.
Carolina Guerrero y su familia de cuento, nos invitaron a su casa a comer y hablar tanto y tan bueno que parecimos Radio Ambulante. Nos reencontramos con el bacán de Mauro Ortega que en el viaje pasado nos paseo dedicadamente por Los Angeles. Fuimos a Oakland a la super casa de Andrea y Francisco que nos recibieron con todos los juguetes.
En lo cultural, el premio mayor fue haber ido a la mega exposición de David Hockney, mi favorito.
De despedida nos fuimos a ver el Cirque du Soleil a San José, también patrocinados por Pina. Fuimos con Tuto y Abraham que nos invitaron a comer delicioso a un restaurante Mexicano.
Gracias Correas por tanto. Gracias vida por los amigos.
• San Francisco de cuarentena (De Vuelta al Mundo No. 2)
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157644313098023/
Como fueron tiempos de gripa y de amigos y no tiempo de fotos, aprovechamos para reencauchar las fotos de la vuelta pasada.
• En San Francisco (De Vuelta al Mundo No. 1)
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157634120565825/
• El Golden Gate (De Vuelta al Mundo No. 1)
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157634120374719/
• Alcatraz (De Vuelta al Mundo No. 1)
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157634130920334/
• Napa Valley (De Vuelta al Mundo No. 1)
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157634126986512/
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