De lo más lindo del mundo Myanmar, de Myanmar el Lago Inle. Es un lago misteriosos y encantador, de 22 km de largo con un color tan profundo que parece que no tuviera fondo y que es habitado por mucha gente, tribus y pueblos repartidos a su alrededor y también por dentro.
Nos hospedamos en un pueblito al nor-oriente del lago que se llama Nyaung Shwe. Allí pasamos un atípico 25 de diciembre.
En nuestra primera salida por el lago nos perdimos, debía durar una media hora cruzar de un lado a otro, pero el conductor de la canoa no pudo encontrar el camino al puerto debido a las plantas que crecen dentro del lago. Se puso todo muy oscuro y alcanzamos a sentir miedo. Hasta que pasó un bendito guía turístico con su experto lanchero a quien les gritamos auxílio e hicimos transbordo y dejamos abandonado a su suerte a nuestro tierno y despistado chofer.
• Inle 1
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157643173310313/
• Inle 2
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157643169796885/
• Inle 3
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157643177696245/
• Inle 4
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157643213068245/
• Inle 5
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157643216751733/
• Marionetas en la casa Aung
https://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157643204695934/
Vimos un show lindísimo de marionetas típicas de Myanmar que no duró más de 30 minutos, donde compartes la experiencia con otras 15 personas en el garaje de la pequeña casa de Aung y su familia, una experiencia cultural muy especial. Cuando llegas te sirven un te de bienvenida y te dan un texto acerca de este tradicional arte para leer mientras cierran puertas y comienza la función.
Allí aparecen unos 7 personajes, todos operados por Aung. Hay unos coloridos telones que son cambiados por su sobrino de unos 11 años.
Aunque todo el tiempo se puede ver un pedazo de Aung que para manejar los muñecos baila animadamente y mueve con innegable pericia cada uno de sus dedos, se te olvida y las marionetas realmente cobran vida durante el espectáculo.
Al final cuando prendieron las luces, no pude despegar los ojos de las paredes llenas de marionetas fabricadas por ellos mismos. Cinco de ellas, un caballo, una princesa, un rey y dos monjes budistas, inesperadamente decidieron viajar con nosotros. Otros querían venir pero por razones obvias tuvimos que limitar el cupo. El caballo y la princesa se quedaron en Los Angeles, uno de los monjes decidió bajarse en San José de Costa Rica. El otro monje y el rey parece que van con nosotros a Bogotá.
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