10 de octubre de 2013

Nuestra travesia en el Ferry Ilala

Para ver todas las fotos de la travesia en el Ferry Ilala siga este link:
http://www.flickr.com/photos/mavilita/sets/72157635457643149/

31 de Agosto

Anoche dormimos en Monkey Bay en un lodge bastante destartalado, para poder tomar hoy el Ilala Ferry por todo el lago Malawi. Y aquí vamos.



El recién renovado ferry ILALA


Dizque en primera clase, que en realidad es la cubierta superior del barco, es decir la descubierta, porque no tiene techo, es un “deck” enorme con un bar. No hay ni camas y solamente algunas pocas bancas. Pero está bien espacioso y sólo lo compartimos con una docena de otros turistas (bueno, el primer día porque el segundo...). Hay una clase más lujosa que es una cabina privada para dos personas. El precio de esta es más del doble de caro que el de primera clase, pero ahí tienes cama. El baño sí es el mismo compartido para todos. También están la segunda clase y la clase económica. Estas dos últimas son de carga, este barco transporta todos los bienes dentro de Malawi, es decir que allí se viaja con pollos, chivos, bultos de todo hasta de pescado y una chichonera absurda de gente, porque insisto en África donde cabe uno caben diez. Así que optamos por la primera clase. Hemos trasteado unas hamaquitas por todo el mundo y finalmente les llegó, como a todos, su hora de importancia, en este ferry.



Las hamacas envidiadas por todos los otros viajeros



De los que vienen en el barco somos varios los que estamos dándole la vuelta al mundo. Hay una familia lindísima de canadienses, papá y mamá, como por ahí de mi misma edad o más jóvenes con dos hijos, un niño como de 10 años y su linda hermanita de 7 más o menos quienes reciben clases de sus padres jugando y viajando y las tareas son referentes a los lugares visitados. Pienso en lo afortunados que son estos niños. Bueno, en realidad lo afortunados  que somos todos los que viajamos. También hay una pareja de australianos de 55 a 60 años, profesores, que están viajando un año por África. En el último año perdieron a sus padres y creo que un par de hermanos, así que decidieron salir a aprovechar la vida. Tanto ellos y los canadienses ya fueron de viaje por Colombia, cosa que me alegra muchísimo. Creo que los viajeros le hacen bien al planeta y a los sitios que visitan en general. A mí me llenan de sueños, de imaginar mundos lejanos, no conocidos, exóticos, de película. Es curioso pero este viaje ya está más emocionante que película y sin embargo sigo utilizando la metáfora, para hablar de algo estupendo. Estupendo es lo que está este viaje y afortunada soy yo de estarlo viviendo. Cuánto conocimiento adquirido en forma tan automática y placentera, por donde voy pasando aprendo algo nuevo, de geografía o de historia o de la gente o aprendo una palabra nueva en algún idioma que antes ni sabía que existía.

En nuestro piso también nos acompañan tres chicos de no más de 25 años que me hacen pensar en Harry Potter. El chico muy formal, muy blanco, muy inglés y con cara de aplicadísimo. Anda leyendo un libro bien gordo, de pasta dura y con fórmulas químicas que aparecen de tanto en tanto a las que les hace pequeñas anotaciones con un lapicito impecablemente tajado. También me recuerda a Juan o Pipe Recamán. Sus compañeras, ambas más blancas que blancox leen gordos libros tipo Corin Tellado pero en Inglés.


También tenemos a una viajera solitaria, aparentemente muy “cool” y definitivamente muy bizcocha. Se ve como muy segurina y experimentada, hasta ahora no ha dado mucha disponibilidad para acercarse y hablar. Completan el grupo de los turistas un par de adultos medianos, aparentemente alemanes u holandeses que van en sendas bicicletas con aparejos tipo Alvaro Moreno. A pesar de verlos en sus vehículos con todos los gadgets no dan la sensación de ser muy chéveres ni muy experimentados. Como que les falta bacanería. Bueno esos somos todos los que vamos en el penthouse de barco. Todos lo hemos tomado, me atrevería a decir, por el mero placer del viaje. De navegar el tercer lago más grande de África y como el octavo de todo el mundo. Digo que por el mero placer del viaje porque el ferry, atravesando de sur a norte del lago se demora tres días enteros lo que en un carro no creo que demore más de 10 horas.


A mí personalmente me fascinan los tiempos “muertos” de los viajes. Cuando vas en un avión, o en el aeropuero cuando ya hiciste el check in y sólo te resta esperar, o en un tren con 27 horas por delante, o en un ferry con entre 2 o 3 días porque entre otras te bajas en este caso, cuando te aburras.


1 de septiembre


La noche fue difícil. Estuvimos un rato bien en las hamacas pero el viento cambio algo y nos empezó a caer todo el humo de lo que sea que use este barco como combustible. Me cambié a un nuevo lugar, Sergito me ayudó a trastear la hamaca. Muy bien instalada, pero la dicha duró poco, ya que ahora empezó a brisar tan fuerte que ni con  toda la ropa puesta pudimos amainar el frío. Terminamos los dos arrunchados y arriconados contra la puerta del cuarto de timón, tirados en el piso con una hamaca debajo a manera de colchón y la otra de cobija. Pegadísimos y bien pegados pudimos más o menos conciliar algo de sueño.



El mapita que había dentro del barco


Ahora estamos en Mozambique, en Matangula en el mismo lago pero con otro nombre, lago Niassa. No hemos hecho inmigración oficialmente, pero estamos en Mozambique en todo caso. Y sí nos hemos hecho amigos del señor coordinador de inmigración, uno bien flaquito y con la cabeza chiquitina, habla portugués y dice que nos quedemos en Mozambique, que es bueno para construir una casa y criar una familia y que finalmente tengamos nuestras crianzas como debe ser. Le ha pedido a Sergio unas gafas de sol. Sergio le ha dicho que tiene unas pero que están rotas, el repuso que las podía arreglar y que nosotros compráramos unas nuevas en Tanzania que allá vendían unas molto bonitas. Le dimos las gafas y nos tomamos foto. El nos dio su dirección, no su email para que por favor le hagamos llegar la fotografía como remembranza. Por ahí revolotea todavía por donde Sergio queriendo hacer algo, un negocio, conversar, cambiar un billete algo, no se qué, cualquier cosa.

Continuará...
No olvide, si quiere ver todas las fotos de la travesia en el Ferry Ilala siga este link:
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1 comentario:

  1. Que delicia de lectura. Definitivamente me encanta la crónica acompañando lo visual.
    Besitos hermanita.

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